Era un yogui muy anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había mantenido la conciencia clara como un diamante, aunque su rostro estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como un pajarillo. Al despuntar el día se hallaba efectuando sus abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo:
- Yo me aplico del siguiente modo: cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago mis abluciones, hago mis abluciones y cuando muero, muero.
Y al concluir sus palabras, se murió, abandonando junto a la orilla su decrépito cuerpo.
*El Maestro dice: La verdad no es una abstracción ni un concepto. Cuando la actitud es la correcta, la verdad se cultiva aquí y ahora, de instante en instante.
Este cuento clásico nos habla de la importancia del Ahora. De la ilusoriedad del pasado y el futuro. La única manera de ser consciente es percibiendo el Ahora, estando presentes.
101 cuentos clásicos de la India - Recopilación de Ramiro Calle
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